Mitos y Realidades del Negocio SPA

El estrés, la fatiga, el no querer envejecer y la tendencia cada vez más creciente del bienestar han impulsado el crecimiento de la industria del Spa, pero como toda corriente hay posturas equívocas de lo que es y debería ser, así como de su concepción”

A pesar de haber surgido desde hace más de una década como corriente nueva del turismo y más específicamente insertado en el ámbito del llamado turismo de salud apegado al bienestar, y demostrar con números a lo largo y ancho del mundo su alta rentabilidad, en América Latina el Spa sigue siendo visto con recelo por algunos y ninguneado como empresa por otros. E incluso se han creado toda suerte de ideas sobre lo qué es y no es.

Veamos cuáles son y en qué se basan algunos supuestos comparados con la realidad.       

Mito: El Spa es sinónimo de wellness y belleza

Las técnicas de marketing empleadas en su gran mayoría por los Spas lo venden y relacionan con la palabra bienestar/wellness, estética/belleza; es decir, usan estos conceptos como un gancho comercial o como una etiqueta que les garantice ocupación y mantenerse en un mercado cada vez más competitivo.

Realidad: El Spa es uno de los tantos medios a través de los cuales se puede acceder al bienestar

A pesar de que el Spa brinda servicios convencionales como son los masajes terapéuticos encaminados a obtener bienestar, manifestándose en una recuperación física y mental por parte del cliente y, que complementa su menú incorporando cada vez más servicios de tratamientos estéticos de tipo facial y corporal, no significa en la realidad tenga que ser siempre vinculado a estética, que remite a aparatología y a belleza o sólo a relajación. No obstante, los Spas pueden aportar nuevas técnicas orientadas al bienestar, a lo holístico u alternativo, de hecho, según estudios de mercadotecnia, posicionar el Spa en el contexto de bienestar puede aumentar la conciencia de que el masaje y el resto de los servicios que en él se ofrecen van más allá de los mimos o cuidados, que tiene que ver con emociones, sensaciones… con vivir una experiencia. Es decir, el Spa puede facilitar nuevos enfoques de tipo proactivo e integrado hacia la salud y el bienestar, pero no es sinónimo de bienestar.

Mito: Crecimiento de la industria Spa sujeto a políticas de turismo

Los entes oficiales de turismo contemplan la planeación y desarrollo de la actividad de la industria Spa, ya que ésta forma parte a su vez del producto turístico que ofrecen, además de que coadyuva en el desarrollo, ampliación y promoción de este tipo de atractivos turísticos, así como del fomento a la inversión local y extranjera.

Realidad: La industria Spa crece de manera autónoma

Las dependencias turísticas de los gobiernos siguen manteniendo una actitud tibia, por no decir distante, hacia lo que es el Spa como atractivo turístico y como negocio; lejos está este sector de contar con el presupuesto y apoyo oficial en lo que a políticas de crecimiento, expansión y difusión se refiere, tanto hacia adentro como hacia fuera de sus fronteras. Ello se debe en gran parte a que autoridades y empresarios del turismo y la hotelería no han valorado aun en toda su magnitud los recursos potenciales del Spa ni han sabido visualizarlo como una unidad de negocio independiente ni vincularlo a la oferta similar que se tiene en otras latitudes, por ejemplo, Europa. Tal vez se deba a que no lo ven como una propuesta adicional de servicios, ni como un plus en los hoteles de alta gama de los destinos o resorts turísticos.

Mito: El Spa NO es un negocio

Los que ven en el Spa un producto con pocas cualidades de negocio consideran que a diferencia de un hotel o restaurante, este tipo de empresa requiere un esfuerzo mínimo y que basta con que el propietario o los inversores realicen un “make up” a su oferta de servicios.

Realidad: El Spa SÍ es un negocio

El Spa al igual que cualquier empresa trabaja con base a objetivos de marketing y con una visión orientada a hacer del bienestar una nueva tendencia del crecimiento dentro del turismo, precisamente a través de él, además de abarcar una gama amplia de distintos tipos de consumidores, así como de vincularse con otros sectores que le permiten operar. Prueba de ello son los Spas de Destino, Resort y Hotel que en países como Thailandia, Estados Unidos, Canadá, México y Francia han roto récords de ocupación y por consiguiente han demostrado su alta rentabilidad, además de generar empleos y contribuir a la promoción turística de esos lugares. El Spa es un negocio, porque contribuye a mejorar la salud de las personas y a incrementar el turismo y para lograrlo requiere de inversión. Por ejemplo, en los grandes hoteles, el Spa es una unidad de negocio con vida propia, que es capaz de generar utilidades similares e incluso mayores a las del área de Alimentos y Bebidas.

Mito: El Spa es siempre un negocio familiar

La gran mayoría de los Spas son pequeñas empresas familiares, en donde trabajan mamá y la tía o algún hijo, con la posibilidad de que después venga algún sobrino o algún amigo de afuera.

Realidad: El Spa puede ser un negocio familiar pequeño e, incluso, multinacional

Sin duda, se trata de un error conceptual que carece totalmente de fundamento, porque el Spa no necesariamente es una empresa familiar y aunque lo fuera, puede alcanzar proporciones de empresa multinacional y tiene, incluso, los mismos desafíos que aquellas formadas por inversores o socios, como el desarrollar una buena estrategia de negocio, disponer de los recursos adecuados, calidad en el servicio, administración de la organización, etcétera; así como generar conflictos de intereses tanto por el manejo de la empresa como por situaciones familiares.
Respecto al cliente o consumidor Spa, se dice lo siguiente:

Mito: El cliente sólo va a Spas certificados

Se dice que el turista extranjero está acostumbrado a acudir a establecimientos SPA que están certificados, ya que previamente averiguó a través de los diferentes canales de información: agentes de viajes, Internet, revistas especializadas y recomendación de boca en boca.

 Realidad: El cliente desconoce la mayoría de las veces si un Spa está certificado

Un cliente va a un Spa para mezclar bienestar con ocio, no importa el tipo de lugar que sea, ni en donde se localice. Lo que busca es relajarse y sentirse en armonía consigo mismo y su entorno, por lo que la validación que le dé al establecimiento estará en función de si se cumplieron o no sus expectativas, más allá de lo que haya señalado un documento oficial avalado por las autoridades sanitarias, turísticas, de salud o internacionales. Sin duda, buscará Spas que hayan sido certificados por la recomendación de boca a boca; es decir, la de sus conocidos y amigos, ya que en cierta medida, con ello se asegura de llegar a un sitio desconocido en lo físico y geográfico, no así en el tipo de servicios que brinda. Se debe precisar también, que muchas veces el cliente no necesita ver un certificado colgado en la pared de la recepción del Spa, porque si ese cliente sabe y conoce por su vasta experiencia cómo funciona un Spa y qué esperar de él, difícilmente basará su elección en un papel, quizá, tal vez a diferencia, de aquel que no sabe o recién se inicia en el mundo Spa.

Mito: Al Spa sólo van personas de alto poder adquisitivo

El Spa es el espacio de lujo y servicio de belleza para los ricos, ya que es donde se rinde culto al cuidado del cuerpo y en donde se revisa la imagen que ha de ofrecerse al mundo exterior.

Realidad: Al Spa van todo tipo de personas en busca de relajación y servicios estéticos

Actualmente, mucha gente dispone de menos ingresos para gastar y está cambiando hacia un enfoque interior para reestablecer sus valores y sentirse bien no sólo a nivel físico, sino también mental y espiritual, por lo que no hace falta ir a un sitio exclusivo, y poco accesible en distancia, costos y servicios, cuando a su alrededor existen múltiples ofertas con el mismo fin a un menor costo; con esto, el Spa facilita que la gente transite de un gasto sin sentido a uno más consciente. Por otro lado, también existe gran cantidad de personas cuyo ritmo de vida marcado por el estrés y la presión han encontrado en el Spa un espacio donde reequilibrarse sin que ello les impida descuidar sus gastos, debido a que la industria Spa es tan diversa como plural y por tanto hay lugares para todos los gustos y para todos los presupuestos, siempre privilegiando la calidad en el servicio.