Los colores y olores hablan de tu empresa

Lo que vemos y lo que olemos  nos condiciona nuestra manera de comprar e incluso de pensar. El mensaje que queremos transmitir en la elección del color o colores en el logotipo de nuestra empresa hotelera debe
evocar los valores que identifican a la cadena.

Según la investigación del Colour Institute Research (CCI) , el color es el primer elemento por el que juzgamos a una persona o producto con porcentajes de entre 60 y 90%.

La percepción es radicalmente diferente entre un color azul, relajante, y un tono negro, que implica seriedad aunque también se asocia a la tristeza. Hagamos un breve repaso de las características asociadas a cada color:

Blanco. Inocencia, pureza, pulcritud  y luminosidad

Amarillo. Es un color un tanto contradictorio, ya que implica alegría y fuerza pero también ira y traición. Es el primero de la gama cromática que distingue el ojo humano.

Rojo. Es el color del amor y de la pasión. También se asocia a la tensión

Naranja. Es el color estimulante por naturaleza. Posee una gran carga energética y motivacional.

Azul.  A pesar de ser un color frío, se asocia a la belleza y al relax. Además, es muy apreciado porque no cansa la vista.

Violeta. El color del equilibrio, aunque también se vincula a las emociones más profundas como la tristeza, la religiosidad o la solemnidad.

Verde. Relacionado con la sociabilidad, la naturaleza y el dinamismo.

Negro. Por un lado, seriedad y exclusividad; por el otro se asocia al misterio, la muerte y la violencia.

Marrón. Masculinidad y estrechamente ligado a la tierra y al frío.

Rosa. Feminidad. Se relaciona también con la ternura y con la infancia.

Gris. Neutralidad. Precisamente, esa neutralidad, es la que lleva aparejada el aburrimiento y la vejez.

En el diario La Vanguardia, Roberto Álvarez del Blanco, profesor de marketing del Instituto de Empresa y autor de un libro sobre neuromarketing, confirma la potencia del color. “El color es lo primero que se ve y es lo que más se recuerda.

La luz transita por varias áreas cerebrales, en la parte posterior donde se descompone para luego ir a otra zona, donde se procesa la información”. Este recorrido tiene una consecuencia visible sobre el organismo.

“Los valores cromáticos condicionan el estado de ánimo. Pueden provocar estímulos, ilusión, fantasía o tristeza”, asegura.

De todas formas, es una decisión capital para una empresa. En la estrategia hasta dar con el color o colores adecuados intervienen también factores socioculturales importantes.  Por ejemplo: la mentalidad oriental asocia el dorado al éxito y la prosperidad; mientras la occidental puede pensar que es vulgar y hortera.

El otro sentido que afecta a nuestras actitudes y pensamientos es el olfato. Desde la perspectiva del marketing,  cada vez es más común que las compañías quieran conseguir un olor propio y genuino. Es lo que se denomina odotipo.

El portal Marketing olfativo aborda las  cuestiones fundamentales de esta nueva y aromática  tendencia que refuerza el valor de las marcas. Y es que el olfato es el sentido más potente de los cinco.

Según un estudio de la Universidad neoyorquina de Rockefeller, nuestros sentidos tienen una potencia evocadora y el olfato es el más fuerte de todos. El peso de cada uno es el siguiente: tacto (1%), oído (2%), vista (5%), gusto (15%) y olfato (35%). Asimismo apunta que somos capaces de distinguir más de un millón de olores diferentes.

Para acertar en la creación de un odotipo, es básico tener en cuenta estas tres premisas:

1)   Conocimiento de una amplia gama de aromas                     

2)   Reflexionar y meditar a conciencia qué olores quiero y por qué

3)   Máxima concentración a la hora de escoger un aroma determinado

Lejos de lo que puede pensarse, la identificación de olores es compleja. Cualquier distracción puede provocar que nos descentremos y distorsionar el proceso. No es un asunto baladí, pues se estima somos capaces de recordar más de 10.000 olores y asociarlos a todo tipo de sentimientos.

Sin duda, nos encontramos ante una nueva evolución en el ámbito del marketing sensorial: el marketing olfativo. Una circunstancia que demuestra una vez más el poder omnipresente de la comunicación.

Por Pablo Ros, Integrante del departamento de Marketing y Comunicación de Innwise.